JUAN CARLOS ROQUE: El pacto irrenunciable con la memoria

Él es un puente vivo, un ser infatigable, un memorioso, un maestro. Cuando se hable de contar historias con sonidos, desde emisoras locales, desde Radio Rebelde, desde la onda corta internacional, es una referencia de excepción.

No hay lisonja alguna en lo que escribo, no hay desborde. Pregúntesele como ha podido aquilatar sus historias de famosos o desconocidos,  insuflarles vida y bordarlas en la radio, en la imagen, en el papel.  Cómo, desde su labor de editor, va abriendo mundo a nuevos escritores. Cómo se desvela, cómo mira desde el país de los tulipanes hasta el verde caimán de las Antillas.

Podrá afirmar que nació en Güira de Melena, podrá fijar como fecha el 1960; pero en verdad él renace en cada uno de sus libros, en cada uno de sus documentales. En un frenesí creativo, acaba de dar a conocer  Cuba, el éxodo del 80: Los olvidados, los marielitos y las dos orillas. Se trata de un pacto irrenunciable con la memoria.  Son razones para el diálogo.

Conocemos tu intensa vida radial desde Cuba y desde Radio Nederland al mundo…  ¿Cómo dialogan tus experiencias de comunicador radial con esta faceta más reciente de escribano de libros? ¿Cómo se entrecruzan la palabra oral y la palabra impresa? ¿Qué riesgos y qué certezas conlleva este proceso transmedial?

Somos el resultado de las experiencias y los nuevos retos a los que nos enfrentamos todos los días. La radio había sido hasta hace algunos años mi único mundo de la creación, aunque siempre intentaba probar otras maneras de expresarme. De ahí que surgieron intentos de transmedia cuando trabajaba en la radio y conté las mismas historias sonoras en formato de video, por ejemplo. Pero no me quedé en esa etapa experimental. Cuando cerró Radio Nederland para la que trabajé 18 años, me reinventé y empecé a escribir esas vivencias ya contadas a través del sonido y la imagen. Vino entonces la escritura con la esperanza de completar el proceso de adaptación de esas historias a las diferentes plataformas. El espíritu de escribano se apoderó de mis sentidos creativos y aposté a la literatura.

¿Cuánto has dejado en el camino y cuánto hay de ganancia entre tu primer libro y este Cuba, el éxodo del 80: Los olvidados, los marielitos y las dos orillas que retoma las huellas de un proceso que ha marcado a generaciones de cubanos: los sucesos de la Embajada del Perú y la emigración desde el Mariel? ¿Cuánto aportan estas páginas para rescatar el eco profundo de esos hechos?

Dejar en el camino como quien se deshace de las cosas, nada. Pero sí echo de menos seguir haciendo documentales sonoros porque es más difícil contar historias desde un país donde apenas se habla español, aunque lo intenté y con éxito para Grandes Reportajes de Radio Francia Internacional. Ganancias netas es haber publicado seis libros en los últimos cinco años: dos entrevistas, uno testimonial, uno epistolar, uno autobiográfico y uno novela. Vamos que, he intentado abarcar varios géneros literarios. Y si comparas mi primer libro, Cómo Cuba puso a bailar al mundo con el más reciente, Cuba, el éxodo del 80: Los olvidados, los marielitos y las dos orillas, hay una ganancia en la manera de escribir y contar las historias. Incluso, la propuesta más reciente es más atrevida porque combina la lectura con la escucha de las voces de los protagonistas.

En este último libro, el lector tiene las dos opciones desde una misma plataforma: leer y escuchar desde las páginas del libro a través de códigos QR que enlazan con plataformas de audio. Son propuestas que rompen la rutina incluso en las versiones digitales en las que también ofrezco esos enlaces. Hasta ahora eso no había sido experimentado por ningún otro escritor. Porque están los radiolibros, pero eso es otra cosa: es escuchar el libro leído por otra persona. Mientras que en los míos son las voces de mis personajes reales.

Con esto estoy, entre otras cosas, rescatando parte de la historia olvidada voluntaria o involuntariamente. Como periodista y escritor comprometido con mi tiempo estoy en el deber de sacar a la luz aquellos hechos que simbolizan el antes, pero sobre los que descansa buena parte del presente.

Revisitar personajes, testimonios, grabaciones de una época que podría parecer lejana en el tiempo y volver en fechas reciente, hacer que historias particulares reconstruyan la memoria colectiva… requiere de una disciplina y una estrategia ciertamente retadoras. ¿Cómo te las arreglas para bordar esas memorias, conectarlas con el presente y justipreciar su trascendencia?

Escarbo en temas como la separación de la familia, la emigración y sus secuelas, el vínculo con la patria desde el exterior, porque cobran importancia para las nuevas generaciones y sacuden los cimientos de los que vivieron etapas de las que ahora se arrepienten, como es el caso de los sucesos del Mariel, en que se vivieron escenas de dolor y dignas del más incentivado odio entre connacionales. Investigo durante años porque es la única manera de ver la verdadera dimensión de lo acontecido.

Este libro sobre el éxodo del 80 es el resultado de 20 años de consultas, de volver varias veces a los protagonistas, de ver la evolución de sus vidas en escenarios diversos, de tener la idea de conectarlos con otras personas que fueron víctimas de atrocidades parecidas, de contrastar hechos, de buscar una explicación a los mecanismos fallidos del sistema. Esos hechos parece que fueron borrados, porque ni si quiera se han escrito como parte de la historia contemporánea y no hay derecho a olvidarlos. Las heridas abiertas necesitan cerrarse y los procesos de reconciliación, aunque difíciles, hay que intentarlos para sanar los miles de corazones rotos.

Juan Carlos Roque es uno y son muchos. Ahora con Roque Libros, el editor ha salido al ruedo. Has abierto una oportunidad no solo para contar tus historias, sino además para que escritores de todas partes lo puedan hacer.  ¿Qué alegrías enarbolas,  qué batallas sostienes contigo mismo? ¿Qué buenas nuevas nos puedes anunciar?

Roque Libros es un proyecto al calor de mis propias experiencias como escribano y buscador de editoriales interesadas en mis historias. Cada día es más difícil que una editorial te publique. Por eso mis primeros libros surgieron de la mano de editoriales de autopublicación, hasta que cuando escribí el sexto libro decidí hacerlo todo yo como parte de mi ensayo de editorial propia.

Sucede es que te pones en la piel de muchos colegas que tienen engavetados sus libros y que no tiene la mínima esperanza de ponerse en cola para cuando las editoriales cubanas tengan papel. De ahí que me lancé a hacer realidad el sueño de esos amigos que quieren ver publicados sus libros. Por eso surgen alianzas como la que tengo con Piel Adentro Editores, para así ensanchar este puente tendido desde Europa hacia Cuba, por ejemplo.

De esa iniciativa surgieron títulos como Cable a Tierra, de Rogelio Ramos Domínguez; Fiesta de pícaros, de Katiuska Ramos; Obstinado silencio, de Reinaldo Cedeño; mi relato novelado Cuba, el éxodo del 80, y más recientemente, El Apóstol de Remanganaguas, de Arnoldo Fernández Verdecia y Antonio Isaac Hechavarría. Asimismo, de Roque Libros han salido Relatos de mi muro, de Radomil Morejón Duque; Escaleta, de Gladys Pérez, y Esperancita: Más allá de la verdad, de Jaknine Domínguez, estos tres últimos de autores cubanos radicados en el extranjero.

La idea es seguir multiplicando este esfuerzo que engrandece los corazones de los que escriben y quieren echar a andar a sus hijos literarios, como le digo yo, fruto de ese acto mágico que es dejarse llevar por una musa y ponerte a escribir lo que ella te dicta.

Reinaldo Cedeño Pineda

Fotos: Archivo del entrevistado